No para siempre en la tierra, solamente un poco aquí. Aunque sea jade, se rompe. Aunque sea oro, se hiende, y el plumaje de quetzal se quiebra. No para siempre en la tierra, solamente un poco aquí.
Hay días que al levantarte encuentras un pequeño tesoro: no es más que un pájaro que te saluda, aunque haga frío; no es más que un canto efímero que se eleva, acaso como una nube, hacia la eterna soledad del pensamiento.