¿Aún te estremece oír mi voz?; cómo quisiera poder escuchar la tuya, retenerla sobre la piel al tiempo que me susurras una caricia tan íntima que me parece sentir nuestros cuerpos unidos, formando ese ser etéreo que nunca ceso de ver cuando la mirada es interna y las entrañas me hablan de ti.
¿Quién eres que en mí te desvaneces?
Y sin embargo todo está aquí, en la memoria, en mi mente consciente, en ese espejismo permanente del que no logro salir, infierno pleno de dolores en el que vivo por no vivir junto a ti.