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¿Acaso en verdad se vive en la tierra?

No para siempre en la tierra,
solamente un poco aquí.
Aunque sea jade, se rompe.
Aunque sea oro, se hiende,
y el plumaje de quetzal se quiebra.
No para siempre en la tierra,
solamente un poco aquí.

Netzahualcóyotl de Texcoco


24 de febrero de 2010

24 de Febrero, 2008 - 2010


Hoy es 24 de febrero, un día más, un día menos.
Recuerdo otra fecha, otro 24 de febrero de otro año, 2008, cuando comencé a escribir en el blog.
Lo cierto es que éste no es aquel, que todavía existe en medio de un aire comprimido y extraño, pero para mí no hay diferencia entre mi primer blog y el actual, pues he dejado en él casi las mismas palabras que allí fueron escritas.
Hoy cumplo mi segundo año en blogger, un aniversario en el que tengo mucho que recordar; amigos que perdí en el camino, palabras que quedaron sepultadas y que nunca verán la luz ….
No quiero entristecerme ni parecerlo, pues no lo soy ni lo estoy, solamente quiero dar las gracias a aquellos que un día se acercaron a mis letras, a quienes actualmente me leen y escriben, a los que leen en silencio, aquí, allá, lejos, cerca, en castellano, en otros idiomas, en otros mundos sin fin.
A todos vosotr@s, los que estáis aquí de cualquier forma o manera, os agradezco vuestra compañía, pues sin ella nada sería igual.
Abrazos y besos para cada un@ de vosotr@s.

Me apetece volver a publicar la primera entrada que hice en el blog Ío primario; se trata de una “difícil” prosa ligeramente retocada, pues el tiempo ha caído sobre ella inmisericorde.

Alas de libélula


Recorro los pasillos de tu mente intentando hallar la manera de encontrarme conmigo mismo, contigo. Quiero hallar respuestas a preguntas que me hago, a acertijos que me invento.
Entre la senda de tus neuronas hallo espejos en los que quiero reflejarme, pero en cuanto lo intento una especie de hechizo rompe el espejo en mil pedazos diminutos impidiéndome ver el fondo de tu alma eterna.

Vago por pasillos oscuros y tenebrosos a la luz de ninguna luna llena, a la luz tan sólo de mis ojos abiertos y mi mirada se posa en los estantes que como librerías llenas de libros componen la historia de tu vida.
Volúmenes como elefantes de grandes, con tapas oscuras y carcomidas por pececillos contienen con palabras extrañas y determinantes el comportamiento de ti misma y de tus semejantes.
Quimera retorcida esta utopía mía, la de querer encontrarte a ti misma entre estos libros, que mi alma ya no es la que era y ya no me reconozco en ella.

Yo soy aquel que callaba las palabras, aquel que nada tenía dentro, el que todo lo hablaba y nada decía. Con el semblante ensombrecido y los ojos huidizos mi mirada recorría los tuyos, tus ojos negros de intenso azabache intentando deleitarme en tus pensamientos y en tus sollozos íntimos.
Pero es demasiado tarde.

Los silencios que en ti veo, los gritos que hundes en ellos me sumergen lentamente en la tempestad perpetua de querer encontrarte y no hacerlo en parte alguna.
Ecos de antiguas voces en mi memoria aletargada que quiere hacerse primavera, volver a oír el sonido de tu voz, pero el viento que no cesa borra tus palabras y tu presencia.

Desde la celda de mi corazón enjaulado evoco los momentos pasados a tu lado, cuando era yo solamente quien permanecía callado, sabiendo que sólo yo ocupaba tu mente.
Evoco los días vividos a tu lado cuando tú y yo éramos tan solo macho y hembra, macho dominante y hembra herida por tu soledad silenciosa y eterna.

Te desconozco en ti misma, no atino a recordar el momento de la ruptura, cuando un día soltaste las ataduras que te unían a mí y echaste a volar sola, con tus alas de libélula.
Desconozco ahora tu alma, no me veo en ella y temo que te he perdido para siempre al dejarte aquel día que volaras sola, sin mi ayuda.
Era yo quien habitaba tus amores, era yo quien te daba placeres, pero ahora tu mente ha volado de mi lado y no sé lo que piensas, aunque tengo tu cuerpo para disfrutarlo.

Sé que mis palabras te suenan raro, que debí decírtelo antes, mucho antes de todo esto y ya casi no tiene remedio porque hasta tu cuerpo se me va en suspiros.
Sé que mi mundo ya no es el tuyo, que tú andas envuelta en pensamientos desacompasados y que tus ideas no son las mismas de antaño.

Amor mío, en qué momento comenzó tu deseo y murió el mío, en qué momento de tu vida y la mía quisiste alzar el vuelo.
Amor mío, mi amor eterno, mi ángel con ojos negros, mi ángel huidizo y callado, cariño mío, dónde te hallas, donde están tus huesos, dónde tus palabras, dónde tu cuerpo, hacia dónde volaste tan rápida que no te encuentro …


Ío, 22 de Febrero de 2008