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¿Acaso en verdad se vive en la tierra?

No para siempre en la tierra,
solamente un poco aquí.
Aunque sea jade, se rompe.
Aunque sea oro, se hiende,
y el plumaje de quetzal se quiebra.
No para siempre en la tierra,
solamente un poco aquí.

Netzahualcóyotl de Texcoco


14 de agosto de 2009

Delirium tremends


Todos los síntomas fueron concretándose en el mismo sitio: en el renglón de un poema. El color se transformó en fiebre, tiritera, y comenzó el delirium tremends, especie de borrachera.
La poesía, ebria de letras, tropezaba, intentaba ponerse derecha, tentando con metáforas y extrarradios a una palabra que no se estaba quieta.

Gira el poema sobre el eje de un diávolo cuando el malabarista le lanza al cielo en medio de un circo en el que trina un do de pecho la mujer barbuda, asomando entre las fauces abiertas de un león sin plumas; y cae de costado la poesía, haciendo equilibrios precarios sobre la nariz del poeta, payaso que sueña con sacar conejos blancos del fondo negro de su chistera.