Cansada de seguir soñando.
Grito; los gritos son espirales que se ocultan entre las manos del viento, perpetuos dedos que semejan garras.
Y caigo; sin querer caigo desde el borde, desposeída de todas mis formas, caigo en esa melancolía que llega a traspasar mi cuerpo, haciéndome gris, invisible a las miradas.
Podría imaginar, no sé, que luego lloverá, que el agua del mar es dulce, que si me duermo tú aparecerás.
Pero no me duermo.
No estás.