Descendida la inercia del gesto
que enmascara el frenesí del anonimato
se vuelve pendiente resbaladiza
el camino antes llano.
La meta es inverosímil
si se viste de fatalidades
y no existen conocimientos
para atravesar lo mediano.
Proporcionando energía a los átomos
que componen el astro del silencio
se puede llegar al centro del alma
y dar otra forma al caos.