Pinto una marina en el precipicio de tus ojos,
epicentro donde las palabras se ondulan
mi nuca busca el sentido a una marea,
vértice de arrecifes
que viste a las olas de seda.
Bajo la altamar
el crepúsculo se confunde con elegías,
flores que los sueños desvanecen
en el confín de la arena,
camino por el que la lluvia
se desliza como una morena.
Es intangible el deseo de la luna
inconsciente de su propia utopía
y culebrea entre las sombras
acercando y alejando cada río
al ruido de la galerna.
Sobre la mar la cuna
de gaviotas y albatros
parece mecerse arrulladora
perfecta.