Tengo en una raíz del corazón
el alma enamorada de los truenos.
Voz de plumas de barro, son venenos
los labios recordando la obsesión
por los instantes nítidos, pasión
que semejaba cielos y centenos
bajo la luz del sol, rayos obscenos
desnudando la piel y la razón.
Las estrellas son núcleos de dolor
si no brillan eternas para ti
en las noches oscuras, silenciosas,
despertando a las sombras y a las rosas
que en todos los renglones escondí
después de imaginarlas con amor.
Soneto