Otros dirán que la felonía es cierta; yo lo sé, pues sé mirar donde debo sin que me distraiga la arena, el polvo o el mismo barro que con las manos moldeo, con dolor, la verdad sea cierta, existe dolor interno; pero no me ahogo, o si, también sé que debería comenzar a llover pronto para mitigar el escozor de los ojos, ese que no me deja dormir.
Ahora mismo me gustaría estar dentro del mar, un mar dulce y salado, aquel que me dejó sin aliento, pero acaso la profundidad de su abismo sea lo que me ha atrapado y sea yo misma ese vacío que siento cuando no puedo respirar.
No deseo más, me amarro el viento a la cintura y me dejo libre para salir a volar.
En mi piel se hará el mar.