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¿Acaso en verdad se vive en la tierra?

No para siempre en la tierra,
solamente un poco aquí.
Aunque sea jade, se rompe.
Aunque sea oro, se hiende,
y el plumaje de quetzal se quiebra.
No para siempre en la tierra,
solamente un poco aquí.

Netzahualcóyotl de Texcoco


8 de junio de 2010

La deriva de su sombra




Le miré como se mira a la luz que llega imprevista, y arrancándole las alas al cielo me adueñé de la deriva de su sombra.

Surgió la noche incestuosa con los soldados de sus niñas irradiando ilusiones geométricas, y los labios susurraron voces de mar desde la oquedad eterna de su boca.

Le miré igual que miro un instante de lluvia, con las pupilas arrasadas de fuego, combatiendo bajo los párpados contra el enemigo que siempre acecha al otro lado del cuerpo.


Casi un suspiro podía verse en sus ojos reclamando para sí el efímero latido del viento que llevándose su piel, vuela desnudo hacia la metáfora del tiempo y del olvido.