Así tus ojos sean hormigas
y no levanten polvo del suelo
ni miren pero sientan cómo los como.
Así tus dedos queden resecos
y tu boca imprecisa, muerta, vacía.
y no levanten polvo del suelo
ni miren pero sientan cómo los como.
Así tus dedos queden resecos
y tu boca imprecisa, muerta, vacía.
En este espacio sin nubes
el mar me arrastra hacia abajo,
hacia arriba,
donde es posible que vuele la metáfora
y mañana sea otro día
lleno de voces, de almas
que se silencian, de almas
que me circundan.
Aquí me retengo,
en esta sombra, que es la mía,
poblada por siluetas de antes,
formas de ahora
a las que se adhieren mis dedos,
piel de otros
cuyas tumbas están desiertas.
Nada importa cuanto escriba,
la mayoría está aquí dentro
y se queda,
donde todos estamos,
donde todos somos,
sólo en una.