La deriva hacia el sentimiento surge de una matemática impura que elevando al cubo la gravedad de la palabra la deja caer libre en la profundidad del pensamiento.
Variando el sentido de la inercia puede retomarse el camino en el que se bifurcaron los recuerdos y cruzar de nuevo los puentes sobre los ríos.
La elíptica se sitúa paralela a las olas, descansando en la marea cuando el agreste viento araña la superficie silenciosa.
La materia desconoce su yo interno, sus átomos comienzan la fusión congregándose enésimos cuerpos iónicos; el punto máximo de fricción genera un orgasmo eléctrico dentro de ella.
Sentinel, Mike Oldfield
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