De tu desinterés surgido mi cuerpo retrocede y le sé esquivo al irse de tu cobarde cuerpo huido.
Esquilmo el color de mi sangre, ya no es verde sino silencio que retuerzo con los dedos en frío.
Me voy en verso, me voy y escribo sobre tus labios que el hueco de mi boca es oscuro y sucio, que quiero desterrarme del cielo y yacer en el fondo del río; donde se pudre el paso del tiempo y el agua hiede a mecánico grito.
Cactus, Juan Valdivia