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¿Acaso en verdad se vive en la tierra?

No para siempre en la tierra,
solamente un poco aquí.
Aunque sea jade, se rompe.
Aunque sea oro, se hiende,
y el plumaje de quetzal se quiebra.
No para siempre en la tierra,
solamente un poco aquí.

Netzahualcóyotl de Texcoco


29 de abril de 2010

Las llamas de tu sombra


Las llamas de tu sombra
son fuegos que me absorben.

Soy proporcional a tu agujero negro,
espacio diferente
donde los cristales reflejan
el goce de los días íntimos.

Caen flores de lluvia,
flechas que acarician los desiertos,
maremagnum de agua dulce
sobre el aroma de una duna inflexible

Los fríos de los ríos
solidifican las columnas de humo,
fijando los ojos en el desconocimiento de los desastres,
alimento que adelgaza el alma
y distrae las venas.

Nada más introducirme en el laberinto
los cantos ruedan sobre los labios,
inconfundibles guijarros abisales,
en la boca, en sus oquedades.