Avanza la tarde en el vuelo de un pájaro
bajo el viento que canta,
escondiéndose,
tras los troncos de los abedules.
Jugando con el eco
que choca contra las cumbres
las nubes se clarean, se oscurecen
a voluntad de la voz que las mece.
Besa el aire el rostro
cristalizando en la boca sabores
de otros mundos, otros horizontes
que los ojos desconocen.